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Golpes de mar de Antón Castro

FOTOS DE LA PRESENTACIÓN DE GOLPES DE MAR

FOTOS DE LA PRESENTACIÓN DE GOLPES DE MAR

Fotografía de José Antonio Melendo de la presentación de "Golpes de mar" de Antón Castro en Zaragoza.

FOTOS DE LA PRESENTACIÓN DE GOLPES DE MAR

FOTOS DE LA PRESENTACIÓN DE GOLPES DE MAR

José Antonio Melendo ha colgado en su blog las fotografías de la presentación de "Golpes de mar" de Antón Castro.

En la imagen, Antón Castro y Julia Millán.

MARIANO GISTAÍN ESCRIBE DE GOLPES DE MAR

MARIANO GISTAÍN ESCRIBE DE GOLPES DE MAR

Mariano Gistaín publica esta columna sobre "Golpes de mar" de Antón Castro en El Periódico de Aragón :

"El mar convencido. José Luis Melero se consagró como un presentador de luxe. Ya venía dando avisos, pero el martes se salió en la disección del libro de Antón Castro, Golpes de mar, que era una pieza difícil. Difícil porque son cuentos pero vibran todos a la vez, y porque Antón ha cuajado y ya no hay forma de saber si la cosa va en hiperrealidad, en fábula, en leyenda o en un mix: Antón es inabarcable. Es lo que tiene alcanzar esa maestría indómita que siempre ha perseguido el gallego aragonés por encima de todas las cosas: duplicar la vida con el texto, a ratos suplantarla o suplirla, darle tres vueltas. Duplicar la vida o lo que sea este fluir, que como no se sabe (no, no se sabe, aún faltan generaciones de becarios), pues deja mucho margen para recrear casi desde cero, recombinar frases y personajes y lugares casi el filo de las cuatro letras del ADN. AC se ha metido ya sin saberlo en la gramática luminosa de las células, que ya no son esos globos de los libros de texto. Y en este afán por desbriznar la vida y sus entreactos, amoríos, pasiones, pulsiones, desasosiegos ignotos. Antón va y viene al fondo de la infancia y en veinte años ha seguido sacando cerezas de todos los colores y matices, las ha ido desplegando al ritmo de capítulos, peces abisales, runruneos del alma, unidades sueltas pero conectadas, hiperviculadas a esos mares tenebrantes donde los chicos descuartizaban las ballenas que se quedaban encalladas hasta convertir las olas en sangre y espuma (cuidado con estos cuentos porque se pegan). Melero aplicó el bisturí, sacó muchísimo material de estos relatos fabulosos y deleitó a la inmensa parroquia que acude a las presentaciones sobre el mundo infinito de AC. Lo mejor de todo es que cuando habló el autor volvió todo del revés en estas once dimensiones que ahora tienen las cosas, y explicó sencillamente que todo estaba ahí, que no había inventado nada. Y aún dio avisos y pistas de lo que le queda en la sentina, que es mucho más alucinante de lo que se acaba de imprimir en Destino. Insistió en que de pequeño su madre le hacía bañarse con delfines y ya de ahí saldrá la próxima entrega, esperemos que no tarde veinte años.

La saga galaico aragonesa de hiperrealismo fabuloso, como esas sirenas tan humanas que el autor extrae del papel en sus dedicatorias, continua."

 

 

ENTREVISTA CON ANTÓN CASTRO

ENTREVISTA CON ANTÓN CASTRO

"La Voz de Galicia" publica esta entrevista con Antón Castro sobre "Golpes de mar".

 

(Firma: Marina de Miguel | Lugar: la voz | madrid)

La pasión de Antón Castro (Arteixo, 1959) por el arte de contar y escuchar historias se trenza en su último libro, Golpes de mar, con el salitre y la fuerza del viento que tanto caracteriza a su tierra natal. Ladrones de caballos, fareros o niños alucinados que envían cartas al más allá habitan en esta selección de cuentos, que fue presentada recientemente en la sede madrileña de la Editorial Destino, sello que lo ha publicado.

-Me fui en el año 78, entre otras razones porque me daba pánico realizar el servicio militar; durante un viaje de estudios a Zaragoza, conocí a un grupo de objeción de conciencia. Allí trabajé en lo que pude: derribos, recogida de uvas, de naranjas e incluso artesano del macramé.

- Entre esas actividades nació su propósito de escribir en gallego.

-Había una librería llamada Hesperia, que tenía infinidad de libros de escritores gallegos, esto me sirvió para reconstruir mi propia lengua desde la distancia. Intenté escribir en gallego, hice dos o tres poemarios que se llegaron a presentar en Galicia, pero cada vez me resultaba más difícil.

- Es en esa época cuando empieza a rondarle por la cabeza «Golpes de mar».

- El mundo del mar, las narraciones orales o los aparecidos, esa fantasía que convive con lo cotidiano, me obsesionan desde hace años.

- Estas inquietudes se radicalizarán con la distancia.

- Es cierto. Vuelvo a Galicia una o dos veces al año y lo primero que hago es ir a un sitio llamado Caión. Esta novela se centra en la región del alma llamada Baladouro, ubicada entre Arteixo, Santa María de Lañas, Barrañán y Caión, en A Coruña.

- Sin embargo, el plano temporal está fuera de cualquier concreción.

-He preferido situar la historia en un marco intemporal, pues me preocupaba más la referencia a los sueños y reforzar la personalidad estrambótica de los protagonistas. Quería que estuviese envuelto en una especie de nebulosa, que formase parte de la región de los sueños. Galicia es para mí la región de los sueños, sigue siendo la imagen del Paraíso.

- El mar es uno de los grandes protagonistas de estos relatos.

-Me viene desde lejos, incluso tengo varios poemarios dedicados a él. Coleccionaba libros sobre el mar, de piratas y cosas por el estilo.

- ¿Considera que resulta tan evocador como antes?

-Las ciudades han crecido, la convivencia se ha democratizado mucho más, se lucha por conquistar mayor terreno a los mares. Sin embargo, hace dos años estuve en Vigo con un amigo que me llevó a varias playas que estaban como en los años treinta. El mar es evocador, dramático y trágico. No obstante, cada vez las cosas se modernizan más. Se podría decir que el mar, con los años, es más profesional y menos pintoresco, pero continua siendo un milagro cotidiano.

- Junto a él se encuentra el viento, que da continuidad a las historias.

-Todo lo que soy está muy condicionado por el viento, por las atmósferas, por la lluvia. En Galicia, sobre todo en el mundo rural, de niño convivías con el misterio, representado por el viento agitando los pinos o los matorrales. No entendería mi vida ni formación sin el viento. Curiosamente, he encontrado en Aragón otro viento que me atrae igualmente, el Cierzo, que dicen que vuelve loco a la gente. También me pasa lo mismo con la lluvia. Reflejo la importancia que para mí tiene la naturaleza, por eso procuro escribir con los cinco sentidos.

 

 

 

Además de autor de más de una veintena de libros, Antón Castro coordina el suplemento Artes&Letras de El Heraldo de Aragón y dirige el programa de Televisión Borradores.

- En «Golpes de mar» aparecen los sentimientos más primarios, desde el amor hasta la venganza o los celos.

- No es que quisiera hacer un libro de amor, pero siempre he sido muy enamoradizo. Me gustan las películas de amor, lo que no quiere decir que sean blandas. Esto afecta a mis personajes, todos tienen una capacidad de amar enorme, incluso más allá de la muerte, lo que me resulta un sentimiento muy curioso. Las personas que en el fondo son más capaces de amar con intuición, constancia y enorme sentido de la lealtad son las mujeres. Por eso están presentes de forma absoluta en el libro: asumen un papel protagonista, incluso cuando son personajes secundarios, tienen un poder enorme.

- ¿Cree que Galicia es un terreno más fértil que otras comunidades para la mitología?

-No lo sabría decir. Tengo un libro titulado El Testamento de amor de Patricio Juve (Destino) que también es muy misterioso, aunque esté ambientado en la sierra del Maestrazgo. Hay atmósferas muy especiales, pero yo creo que es una predisposición que llevas dentro. De todas formas, he encontrado misterio en todas partes. En todos mis libros siempre está presente la frontera entre la realidad y lo cotidiano. Es una forma de ver las cosas.

- ¿En qué se inspira?

-En todo. Mi fuente de inspiración, más que la literatura, es la vida. Por mi trabajo estoy siempre alerta, luego llevo lo que ésta me ha sugerido a mi terreno. La mayor fuente de ficciones que uno puede encontrar está en la realidad.

 

JOSÉ LUIS MELERO PRESENTA GOLPES DE MAR

JOSÉ LUIS MELERO PRESENTA GOLPES DE MAR

El escritor, bibliófilo y consejero del Real Zaragoza escribió este texto para la presentación de "Golpes de mar" de Antón Castro.

La fotografía es de José Antonio Melendo: en ella vemos a Malcolm Otero, José Luis Melero y Julia Millán.

 

Aunque este libro de relatos (16 relatos unidos por dos elementos principales: el mar y la mujer, pero también el sexo y la pasión, y por muchos personajes que van apareciendo en unos y otros cuentos y le dan al libro un hilo de continuidad) hubiera aparecido sin firma, aunque el nombre de Antón Castro no hubiera figurado en la cubierta, ni en la portada, ni en la contracubierta (que ya hubiera sido por cierto hazaña singular que hubiera acabado costándole el puesto a nuestro amigo Malcom), hubiéramos adivinado enseguida que este libro era de Antón Castro, que no podía ser de otro que no fuera Antón Castro, por las razones que a continuación les expongo:

PRIMERA: porque los personajes no se llaman Antonio, Cristina, Carlos..., como a cualquiera se nos habría ocurrido (pensemos –por citar un libro- por ejemplo en la última novela de Ignacio Martínez de Pisón, en el que las protagonistas se llaman María, Carlota y Paloma), sino Outono, Buxán, Urbano Lugrís, Sabela, Antía, Graciela Gestal, Delfín Gobantes, Airas Padín, Caitán Airas, Gomesende Padín (sin duda mi preferido entre los varones), Pacucha Esmorís (la mejor entre las señoras), Airas Esqueiro, Lina Morgades, Amenedo, Bastián, Tristán y Golmar Fortesende, El rey Ornos y su hija Eumede, Cidre Oután o Lelo de Monteagudo (que no se sabe si es que era lelo de verdad o es un nombre autóctono de Baladouro). Sólo él podría llamar así a sus personajes.

SEGUNDA: porque los lugares donde se desarrolla la acción no son lugares en los que ustedes y yo desarrollaríamos una acción: Zaragoza, Barcelona, Madrid, Londres o Nueva York. No, no. Son la playa del Caracol y su apéndice menor el Caracolillo, las islas Sisargas, Anzobre, Campolongo, la ciudad sumergida de Ornia, Fortimbrás, Artín, las cimas de Malvís, Hervedíns, el pazo de Viñán, la playa de Orzán, donde se había suicidado el poeta Aurelio Aguirre, la playa de Marburgo y por fin el triple salto mortal: Tirnagoescha, que quiere decir “la tierra de los pájaros sonrientes”, la isla más hermosa del mundo, aquella que creó Dios para darla como dote a la hija de un rey irlandés llamada Kathryn.

TERCERA: por las frases rotundas marca de la casa, aquéllas que sólo él podría haber escrito: “Cuando los vientos enloquecen, nuestra casa es la única que no retumba, tal es el poderío de los huesos de ballena”, “Todos venían después de cenar para ver la belleza alicaída de Olga, la camarera, que, decían, había sido amamantada por las yeguas salvajes de Loureda”, “Era enigmática, delicada, amorosa como las ciervas del bosque”, “Día tras día nos arrodillábamos ante el árbol envejecido. Arrugado como nuestras almas. Encorvado sobre nuestro llanto”, “Era una página llena de profecías y aforismos en la cual sonaba el piano con melodías de gaviota que bate sus alas sobre el espigón del mar” o “En la ribera de Caión y Baladouro se piensa que el alma de los marinos muertos en plena mocedad se traslada al tronco de un árbol de la orilla y anida en él como si fuese un pájaro”.

Y por su especialísimo humor, ese que hace que uno se sonría -o se ría a carcajadas- en medio de tanta pasión: “Rosa Cruz de Loureda tenía un hermano loco, Sesé, y siete caballos en el monte”; o cuando Valentina pasea con Eduardo por la playa del Orzán, toda vestida de negro, y le dice tras abrirse la blusa negra “Cómeme el corazón”; “El mendigo Lelo de Monteagudo, que sabía mucho de geografía porque había estado tres años pidiendo limosna por Francia”; “el albéitar de Vilarnovo García Buño de Listera, experto en las costumbres y las lenguas de los animales, a los que trataba siempre de usted”; “Pureza Canelo de Preguín, especialista en el árbol genealógico de los duendes y los trasgos”; “Estaba el mar en calma, con el agua convencida”; cuando Graciela, en la carta que manda a Pradieso, escribe al describir su físico que tiene “los ojos verdosos como lo pinos que me vigilan a diario mientras paseo por la playa” o cuando la propia Graciela le dice al cura, al que se acaba de beneficiar, “¿quién te enseñó a ti cómo se monta una mujer? La mejor es cuando en Vida infame de Tristán Fortesende éste sólo puede hacerle el amor a su mujer destrozándole los vestidos, casi simulando una violación. Después de unos cuantos e intensos encuentros amorosos, Flora, que todo lo acata con resignación, tiene que decirle a su esposo: “Me estoy quedando sin ropa”.

CUARTA: porque ya nadie sino Antón escribe libros de amor, de muchos amores. Porque todo el libro es un canto al amor: al amor incestuoso que siente Clara por su hermano Alexandre, al que siente Alba Fontán por el marino Adrián Seoane, al del cura Leonardo Berdún por Graciela Gestal, al de los hermanos Fortesende por Antía, al de Elba por el marino Alfonso, al de Eduardo por Beatriz de Sousa en la Laboral, al de Antía por Gomesende Padín. Prácticamente todos los cuentos son cuentos de amor.

Y porque nadie sino Antón es tan generoso como para dedicarle todo un cuento, El hermano que le inventé a mi hermano, a otro escritor, Manuel Rivas, a quien le confiesa su admiración y de quien llega a decir –por escrito, no lo olvidemos, que eso siempre compromete mucho- que es la mezcla alquímica de A. Cunqueiro, Dieste, Berger y Camus. Es harto infrecuente encontrar a un autor que elogie así en un libro de ficción a otro autor vivo, de su misma generación (sólo dos años mayor), porque hay muchos que piensan que si elogian la burra del vecino a ver cómo van a vender luego la suya. Antón no es de esos, todos lo sabemos, y sólo por ese gesto de generosidad y quizá de candor hubierámos también adivinado que el libro sólo podía ser suyo.

QUINTA: por la extraordinaria intensidad dramática que alcanzan algunos de sus relatos y que pocos como Antón están en condiciones de poder lograr. Pensemos sobre todo en Vida infame de Tristán Fortesende, en el que el hijo de Tristán y Flora Magán muere a los cinco años aplastado por las yeguas en el establo. Sus padres lo entierran junto a una higuera y allí acudía Tristán, su padre, cada atardecer a contarle cuentos. Más tarde el propio Tristán será asesinado por tres hombres que llevaban años buscando al ladrón de caballos que él era, y su viuda lo enterrará también bajo la higuera junto a su hijo. Y pensemos en Cartas de domingo al más allá, que narra la muerte de Alfredo Ares mientras recogía percebes. Su viuda y sus hijos, durante más de 25 años, lanzaron botellas al mar con mensajes para su esposo y para su padre. Le mandaban fotos y dibujos, cartas, comentarios del último partido de fútbol, noticias del desastre del Urquiola, del Prestige...

SEXTA: porque a nadie sino a él se le habría ocurrido describir las fogosas relaciones sexuales entre el cura Leonardo Berdún y su casera Graciela Gestal, nada más y nada menos que en el Pirineo aragonés, en Pradieso, cerca de San Chuan de Plan. “Leonardo -escribe Antón- se reveló como un amante entusiasta, que añadía a diario nuevos matices a su idolatría sexual: caricias, posturas, lugares, gusto por la lencería, abluciones conjuntas y un desparpajo que asombraba a Graciela” Y aquí viene lo mejor: “Aprovechaban (se refiere al momento de hacer el amor) la hora de acostarse y de levantarse y seleccionaban el despertador a una hora de la madrugada, las cuatro o las cinco, instante en que reemprendían aquel gozoso y desbordado afán, aquel concierto de gemidos, que le recordaba a Graciela el mar de todos lo naufragios”. En esos instantes Graciela le llamaba al cura “mi león”. Quién sino Antón es capaz de escribir esto. A lo mejor se pone de moda eso de poner el despertador a las cuatro o las cinco de la mañana para darle un gusto al cuerpo. Yo les confieso que por si acaso seguiré con los horarios tradicionales.

SÉPTIMA: porque sale la médica Carmela Gascón y todos naturalmente pensamos en Carmen, su mujer; y porque salen también el fotógrafo Patricio Julve y los pueblos del Maestrazgo tan queridos por Antón: Cantavieja (con una Casilda Daudén pidiendo a Seara de Castro que le haga fotos desnuda para mandárselas a su novio a Venezuela), La Iglesuela del Cid, Mirambel, Villarluengo... Y porque salen Zaragoza, las Murallas Romanas, La Posada de las Almas, la calle Pabostría..., y todos imaginamos que Antón, que tanto ama a esta ciudad, le ha querido hacer un homenaje más, otro de los muchos que le ha hecho en los últimos 25 años.

OCTAVA: porque vuelve a insistir en Una lección de fotografía en que se bañaba con su madre en la playa de Combouzas entre delfines que se acercaban a la orilla. No me lo creeré jamás, aunque me lo jure ante la tumba del gran Patricio Julve. Como eso de que a su padre le salían a recibir las ranas al camino.

NOVENA: porque sólo él podría imaginar un cuento como Antía y el fantasma del mar en el que la protagonista, Antía naturalmente, que está todo el rato diciendo que está locamente enamorada del marino desaparecido Gomesende Padín, se entrega a todos los marinos y balleneros que llaman a su puerta, con el pretexto de que le recuerdan a él. Cualquiera de nosotros hubiera pensando que la buena señora era sin más un poquito rijosa y casquivana, las cosas como son, (lo cual no sólo no tiene ninguna importancia sino que está muy bien sobre todo si uno va a ser el objeto de esa rijosidad) pero Antón no. Para Antón es el modelo de fidelidad. Sólo porque les decía a los balleneros: “Tú serás Gomesende durante el amor”. Así es fiel cualquiera. Esto sólo se le podría ocurrir a él.

DECIMA: porque en Memoria de Elba la protagonista sueña con su marido Alfonso, que está siempre navegando, y de pronto se queda embarazada. Así, por las buenas, en un sueño. El marido, como es natural, no se traga lo del sueño y, convencido de la infidelidad de su mujer, no vuelve jamás. Elba, cansada de esperar, se desvaneció y se convirtió en roca, una roca que representa el cuerpo desmayado de una mujer. No hace falta que les diga que nadie sino Antón es capaz de escribir esto. Por tanto hubiéramos reconocido el libro al instante. Y porque tampoco nadie sino él es capaz de narrar así que ha descubierto a sus padres haciendo el amor en el último cuento del libro, Cartas de domingo al más allá: “Y vosotros estabais allí con un amor constante que no parecía debilitarse. Te diré algo que sólo un hombre puede decir a otro: en tu última noche en casa, sé que hubo movimiento, locura, ardor. Oí a mamá, te oí a ti, me despertaron vuestros suspiros, la respiración acelerada y violenta, los susurros, esas palabras que nunca entiendes del todo -suenan siempre como a cochinadas intraducibles- y que se tragaba el viento loco de la madrugada. Creo que me dormí de felicidad”. Esa ternura y delicadeza al hablar del padre también es patrimonio de Antón.

UNDECIMA: porque como hemos visto un libro que combina pasión, humor, prosa de altísima calidad, ficción e imaginación a raudales, literatura, en fin, en estado puro, sólo podía ser obra de algunos pocos. Y ya con ese mundo personal que mezcla fantasía, leyenda y realidad, que mezcla lo lírico con lo narrativo, con ese imaginario gallego, con ese Macondo particular que es Balodouro y Caión y el mar bravío de Barrañán, tenía que ser a la fuerza obra de Antón Castro, heredero natural del mejor Dieste y del mejor Cunqueiro.

Y DUODECIMA: Porque hubiéramos reconocido a Antón en las palabras que él mismo dedica a Pedro Portegaza, alias Pero da Ponte, el protagonista de Ballenas, uno de los mejores cuentos del libro, cuando se le distingue con el Premio Nobel de Literatura por “una escritura suntuosa e imaginativa que recupera las leyendas del mar, el enigma de las ballenas como símbolo de tiempos idos, sin renunciar a la exposición de los conflictos eternos del hombre dentro de una producción breve, pero excepcional”. Así es la literatura de Antón, así de excepcional es este libro y este hombre que vino hasta aquí para enseñarnos a los aragoneses a amar a Aragón. Compren corriendo Golpes de mar. Será como viajar a los lugares míticos de Galicia, como escuchar el rumor de las aguas, oler el salitre, volar con las gaviotas, bañarse con los delfines, hablar con los balleneros, conocer ciudades sumergidas... y todo por unos pocos euros y sin salir de casa. Que lo disfruten.

 


Antón Castro y Charlize Theron

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En Texto casi dario

Antón Castro en el Blog de Víctor Rebullida

PRESENTACION DE 'GOLPES DE MAR', DE ANTON CASTRO

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El escritor, periodista, presentador y no sé cuántas cosas más (todas las que se tercien) Antón Castro presenta el lunes su libro "Golpes de Mar" en la Facultad de Económicas a las ocho de la tarde. Contará con la participación del editor de Destino, Malcolm Otero Barral, el escritor José Luis Melero Rivas y Julia Millán, de librería Antígona.

Este gallegonés o aragallego -que el órden de los factores no altera este producto a caballo entre la Costa da Morte y las huertas de Garrapinillos- es un hacedor de amigos y estará rodeado de ellos.

En su blog.

Golpes de mar en Librería Cálamo

Cálamo recomienda Golpes de mar.

"Su método: el trabajo. Antón, el hombre más ocupado al sur de los Pirineos, emociona."

Ángel Petisme y Golpes de mar

Es muy halagador que un excelente escritor y activista cultural como Antón Castro titule su último libro como una de mis canciones. Sólo he degustado unos aperitivos pero estoy seguro que será uno de mis libros de cabecera. Más.

Golpes de mar en Santiago de Chile

Un blog chileno recomienda Golpes de mar como lectura para el fin de semana.

Golpes de mar según Víctor Juan Borroy

El escritor y profesor Víctor Juan escribe en su web sobre "Golpes de mar" de Antón Castro:

"Lo más valioso que me contaron mis profesores se encontraba, casi siempre, al margen del programa, en esas extravagancias que a veces los profesores se permiten. Yo les cuento a mis alumnos que Antón Castro decidió darse una oportunidad a sí mismo. Así se lo oí contar a él una tarde en Morata de Jalón, en un encuentro con maestros, mientras fuera anochecía y él derramaba palabras como si recitara un conxuro que sólo el conoce, el rito eterno de la palabra compartida, de las palabras de la vida, de las palabras que terminan encantando a quien las escucha. Aquel día Antón nos contó que cuando trabajaba en el bingo decidió coger sus apuntes, los poemas que escribía a escondidas en el reverso de los cartones y se presentó en el periódico El Día. Dejó la seguridad del bingo por la remota posibilidad de vivir haciendo lo que quería. Cambió la tranquila rutina por la pasión y la incertidumbre. Y Carmen Gascón le dijo: “Sí, inténtalo. Nada nos hace tan felices como perseguir nuestros sueños”. Todos tenemos nuestro bingo particular, el espacio en el que nos sentimos seguros. Y estoy convencido de que todos nos merecemos una oportunidad.
También nos dijo que un escritor es alguien que miente para decir la verdad. Desde hace diez años, le repito a Antón que escriba esta frase, que la registre y que le dé sus apellidos porque en cualquier momento defenderé que se me ha ocurrido a mí. Antón miente tanto que en su casa le llamaban El planetas. Junto a esa capacidad infinita para la fabulación, Antón Castro nos conmueve con cada una de sus frases porque sus mundos mágicos, sus personajes mitológicos, los seres imposibles que pueblan sus relatos y cada una de las fotografías de Patricio Julve nos hablan de la verdad, de lo auténtico, de sentimientos e inseguridades que mueven el mundo. Después de veinte años de zozobra intelectual, Pepe Melero ya acepta que los delfines acariciaran las piernas del Antón niño cuando se bañaba en las playas de Barrañán. También hemos dado por bueno que llovieran ranas cuando Benito, el padre de Antón, volvía de Suiza con un saco de naranjas sanguinas bajo el brazo. A mí nunca me ha preocupado la verdad. Puedo decir que he sido feliz leyendo las historias que escribe Antón y a veces me he enfadado cuando se me terminaban muy pronto y que me quedaba sin voz y sin respiración con el libro entre las manos.
El primer libro que yo tuve dedicado por Antón Castro fue Vida e morte das baleas. Me lo regaló Luis Iglesias, O pardal, o meu irmán galego. Me lo envió junto a una botella de orujo casero. En aquel tiempo yo bebía orujo los jueves buscando remedio para la saudade y convencido de que aquel licor que destilaban los dioses me ayudaría a entender mejor el gallego, que durante siglos fue la lengua de los poetas. Tengo el libro, naturalmente, pero de aquella botella sólo guardo un gratísimo y vivo recuerdo. Antón dibujó para mí una serea de Baladouro. Era el primer día de agosto de 1997 en la feria del libro de A Coruña.
El lunes a las ocho de la tarde se presenta en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Zaragoza Golpes de mar, un libro de relatos que Antón Castro ha compuesto palabra a palabra durante los últimos 25 años. Son relatos que huelen a mar y a tomillo y a espliego del Bajo Aragón, relatos dedicados a sus amigos, a sus cómplices, a algunas de las personas que dan sentido a su vida. Estoy seguro de que cuando Antón sube hasta el calvario de Alcorisa o se asoma al mundo desde la atalaya del paraíso en Cantavieja ve el mar y distingue entre las espumas blancas, los lomos plateados de los golfiños que escoltan en sus paseos a as sereas de Baladouro que a veces, muy de tarde en tarde, ollan a Víctor Juan."

ANTÓN CASTRO EN EL BLOG DE ANTONIO PÉREZ MORTE

 

El poeta Antonio Pérez Morte escribe sobre “Golpes de mar” en su blog :

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JUAN Y EL CALVO DE LA TELE

Juan canturrea a mi lado Golpes de mar igual que lo hacía su hermano Pablo nueve años atrás, cuando Ángel sacó a la calle aquel hermoso libro-disco titulado Cierzo. El benjamín de la familia se ha percatado de que mi amigo "el calvo de Aragón Televisión y del periódico de algunos días" ha escrito un libro que se llama como la canción de Petisme y quiere que se lo vaya leyendo a "cachicos" por las noches... He tenido que decirle que no puede ser, y explicarle que no todos los cuentos son para niños, aunque él haya cumplido, ya, cinco años; haya ido al cine por primera vez y sepa cosas de mayor como que "algunas mujeres venden los besos a cinco euros, pero menos mal que no son nuestras madres... ¿verdad, papi? Tendré que "adaptarle algún fragmento de los relatos de Antón y pedirle, por favor, que "invente pronto un periódico de niños, lleno de dibujicos".


 

Reseña de Golpes de mar en ABC

Reseña de Golpes de mar en ABC

"ABCD las Artes y las Letras" publica hoy esta reseña de "Golpes de mar":

 

FICCIONES DE LA COSTA DA MORTE

 

José María Pozuelo Yvancos

 

 

Algunos escritores gallegos parecen conocer la fortuna de discurrir por un camino distinto al realista, enraizado en una antigua tradición suya, en la que el relato breve, en forma de cuento o de fábula, tiene acendrados territorios imaginativos en aquella

literatura. Entre los mayores siguen siendo Rafael Dieste, Cunqueiro y Méndez Ferrín referencias indiscutibles, aunque sean mucho más celebrados y conocidos en Galicia que fuera. Ello ocurre por supuesto por razones de índole editorial y de conformación de los sistemas literarios, cuyo análisis no hace ahora al caso. Pero sí quiero referirme a otro motivo de aquel desconocimiento que una valoración de este libro de Antón Castro necesita convocar: la peculiar resistencia fuera de Galicia a abandonar la veta realista, que parece la tenaza más sólida de cuantas lastran todavía entre nosotros gustos y modas narrativas. Eso hizo incluso que el Cela de Madera de boj, que sigo diciendo me parece un Cela mayor, fuera incomprendido, o que se haya preferido el Torrente de la trilogía de Los gozos y las sombras al de la Saga/fuga.

Tragedias que se suceden. Antón Castro ha escrito un libro muy gallego, parcialmente originado en esa lengua, aunque cuentos posteriores han sido escritos en castellano. Pero sea una u otra la lengua elegida, esta colección de cuentos rezuma imaginario gallego por los cuatro costados, y cuando deja de hacerlo en alguno de ellos se le nota, y no para mejor. Utilizo el adjetivo gallego no solamente porque el mundo convocado sea la Costa da Morte, en pueblos como Caión o Arteixo, ni tampoco únicamente porque uno de sus motivos más frecuentes sea el del naufragio de marineros o pescadores de percebes, en tragedias que se van sucediendo y que varios de los cuentos van hilvanando. Lo afirmo sobre todo porque junto al espacio físico y al temático hay un territorio estilístico que es el que me parece más importante destacar. Está formado por una literatura, muy singular de Galicia, que mezcla lo lírico y lo narrativo, lo fantástico y lo realista, lo culto y lo popular, la leyenda y la historia, y que va construyendo sus motivos como si fueran eternos o retornaran una y otra vez. Esas mixturas de elementos ficcionales e históricos, legendarios o reales, está hecha de aquella tradición convocada por Cunqueiro, Méndez Ferrín, Dieste o el último Cela.

Reproduce Castro, como ocurre en los mejores cuentos aquí reunidos, fábulas creadas y mitos heredados, que van nutriendo explicaciones de la muerte, de las separaciones y las pérdidas, con personajes que una y otra vez rezan el rosario de un desolado destino marinero. El autor ha tenido el acierto de comunicar entre sí varios de estos relatos, por la reaparición de personas de uno en otro, como el farero Buxán, Elba o Gomesende. Pero también, y me parece que ha logrado allí las cotas más altas, cuando ha focalizado desde un personaje femenino. Ocurre las veces que reitera el hermoso motivo de la amada que espera inútilmente y trenza en tal espera una elegía, con resolución fabulosa algunas veces, otras poemática, en todo caso con soberbias indagaciones en la situación de la mujer, servidas con el acierto de una prosa medida y de ritmo acompasado.

Conjunto excelente. Considero que «Destino de lamia», «Airas Padín», «Memoria de Elba», «Ornia», «Antía y el fantasma del mar» y «Tirnagoescha» constituyen un conjunto calificable de excelente. Algunos de esos cuentos traen variaciones del motivo del amor de las casadas con marineros, nudo central del libro, desarrollado no siempre por la misma vía, ya que varios están situados en este tiempo mientras que otros allegan ancestrales historias heredadas, pero en las que Castro ha sabido cifrar el difícil territorio de la fábula poética, resuelta a menudo desde historias verdaderas.

Ese vínculo o puente entre la tradición y su actualización personal constituye uno de los aciertos del libro. Por eso podría haberse evitado la selección de tres o cuatro cuentos que tienen otra calidad, a mi juicio menor, bien por un excesivo acomodo generacional, de tributo personal al tema de la formación en un primer amor, como ocurre en «Dos tardes con Beatriz de Sousa», o bien por ceder a lo circunstancial, así en «El hermano que le inventé a mi hermano», homenaje personal a algún escritor amigo. Son menudencias y tributos que este estupendo libro no necesitaba.

 

 

Fragmento de Golpes de mar en El País

Destino de lamia

En plena crisis de desamor, un amigo le había recomendado reposo en Caión, paseos por la playa al atardecer bajo la llovizna obstinada, sardinadas en la terraza de «Miramar» mientras Outono, el pintor y camarero, traza marinas al óleo y a la acuarela. Le había recomendado que charlase con el viejo Buxán, el farero, en el puerto, en las escaleras del muelle frente a las grutas y a las gaviotas alineadas en las barcas. El amigo le había dicho, olvida esta ciudad por un tiempo, olvida la oscura buhardilla donde anidó el amor durante tantos días, y solicita una excedencia. Una larga excedencia. Más

Golpes de mar en el Centro del Libro de Aragón

Ver

Presentación de "Golpes de mar" en Zaragoza

Presentación de "Golpes de mar" en Zaragoza

"Golpes de mar" se presentará el lunes 4 de diciembre, a las 20 horas, en la Facultad de Económicas.

Texto del blog de Antón Castro:

 

"Queridos amigos: El próximo lunes, 4, a las ocho de la tarde, en la Facultad de Económicas (acceso por Gran Vía, 2) se presenta mi libro de relatos, “Golpes de mar” (Destino, 2006). Participarán en el acto Malcolm Otero Barral, editor de Destino; José Luis Melero Rivas, escritor y bibliófilo; y Julia Millán, librera de Antígona y amiga desde hace 25 años, cuando se iniciaba la redacción de este volumen que ha ido creciendo hasta la catástrofe del “Prestige”, asunto que cierra el volumen. Yo también voy a estar, creo. E imagino que andará por allí Yolanda Polo, que ha tenido la gentileza de realizar las gestiones para que la Universidad nos cediese ese espacio. Estáis todos invitados. Si os llega la invitación, estupendo. Y si no, aquí tenéis otra invitación en el blog. Será un placer que podáis acudir. Habrá algo de vino, un poco de conversación, algunas risas y cena posterior en Casa Emilio, si os apetece. “Golpes de mar” consta de 16 piezas que transcurren entre Caión, Baladouro (que es una mezcla de Santa Mariña de Lañas y Arteixo), y distintos lugares de la Costa de la Muerte, como Laxe, Muxía o Corcubión. También hago algunas calas en Aragón: uno de los cuentos sucede en un lugar que podría parecerse a San Juan de Plan, y otro, “Una lección de fotografía”, recupera la figura de Patricio Julve y la de su discípulo Manuel Seara de Castro, formado en las Murallas Romanas y en Cantavieja, entre otros lugares."

Antón Castro en el blog de Javier Delgado

El escritor Javier Delgado habla en su blog de la presentación de "Golpes de mar":

( ¡¡¡Este hombre no para de escribir, es una máquina sensible y ultrarrápida, es el bip, bip, correcaminos de la escritura en Aragón, es una película que se ve a sí misma pasar a cámara rápida, es todo lo que puede escribirse al ritmo endemoniado del teclear, es un monstruo del lago Nes con PC incorporado, es el coro de repatriados de gigantes y cabezudos tecleado a dos manos, es el oleaje marino embravecido de la tipografía, el capitán Acab a lomos de la Internet más blanca, la ventolera del papel impreso, el cierzo literario, es Antón Castro para l@s lector@s, un ciudadano guardián de su delicadeza, es un misterio de la naturaleza, es la expresión de toda la raza humana en escritura, es la hostia en prosa porque no usa el verso, la arroba escrita @ de los emails ultrarequetesuperrápidos de la muerte, un sputnik grafómano, la bóveda celeste letra a letra!!!)


 

Golpes de mar en los destacados de Los portadores de sueños

La librería zaragozana Los portadores de sueños cita Golpes de mar entre sus destacados :

"Cuando abres Golpes de mar te envuelve el olor de la sal. Escuchas las olas romper contra las rocas, y sientes la piel mojada por la bruma. Golpes de mar te transporta a las costas gallegas, y cuando lo lees imaginas que estás allí sentado escuchando historias alrededor de una lumbre, en una noche oscura de viento. En Golpes de mar hay historias que hablan de soledades y de nostalgias, de secretos que se confiesan entre hermanos, de cuerpos que se ha llevado el mar y que nunca ha devuelto, de regresos y de huidas, de mujeres y de amantes. Golpes de mar está lleno de lugares hermosos y nombres maravillosos: Antía Fortesende, Flora Magán, Alba Fontán, Alfredo Ares Arnoia, Caitán Arias… nombres con sonidos tan cautivadores como las historias que protagonizan. En Golpes de mar hay homenajes y dedicatorias, y hay un bonito reencuentro con un fotógrafo que conocimos antes.

Antón Castro confiesa que ha tardado más de veinte años en escribir este libro que acaba de ser publicado por la editorial Destino, en la colección Áncora y Delfín. Son relatos llenos de poesía que atrapan desde las primeras líneas, que envuelven en una atmósfera marinera y soñadora, y que muestran el amor que siente Antón por su Galicia del alma.

¡¡ENHORABUENA, ANTÓN!!"

GOLPES DE MAR, SEGÚN XULIO LÓPEZ VALCÁRCEL

 

 

“O coruñés Antón Castro ofrécenos un mollo de relatos que teñen o mar e a Costa da Morte como protagonistas”

GOLPES DE MAR

“Baladouro é un espazo máxico entre Lañas, Arteixo, Barrañán e Caión”

Por Xulio Valcárcel

Recordo con nitidez aquela casa. Un corredor longo, con pezas a ambos lados, os andeis repletos de libros e ao fondo unha habitación igualmente ateigada de libros que había que retirar para poder sentar. Antón estaba entusiasmado, non podía disimulalo. Conectou o tocadiscos e sonou aquela letra de Ángel Petisme, dedicada a unha rapaza galega, cunha manchea de referencias que agora volven abrollar, varios anos despois, á superficie, incluído o título, neste novo libro de Antón Castro, Golpes de Mar. (Destino, 2006. 250 pax.) Mundo fisterrián (Baladouro) de trens vagarosos por enseadas verdes cara esa Costa da Morte (Laxe, Malpica, Corme…) amada e bronca, nun naufraxio marítimo e vital. Porque o mar, di alguen nun relato, é “vida, tumba y sueño”. De súpeto, todo o peso do pasado, toda construcción existencial, desde os xogos infantís a carón da casa de Pondal, se derrumba con estrépito, entre o silencio emocionado e a melancolía a caneiro cheo. Golpes de mar, percebeiros do Roncudo, nenos orfos, viuvas como Graciela Gestal que pasean polas praias atardecidas a súa soidade inútil; amantes convertidas en penélopes tecendo e destecendo a tea de soños nunha ardente espera, barcos fantasmas, sen tripulación, ao garete, ou gobernados por un úneco tripulante…

Mundo real e mundo fantástico, no que non sabemos onde empezan os soños e onde remata a realidade obxectiva, finalmente son faces da mesma moeda, os defuntiños seguen estando sen estar, e na linguaxe coloquial é frecuente a dúbida, “non sei se mo dixeron, ou o soñei…”

A realidade física e a onírica superpóñense, mestúranse, entrecrúzanse. Con sabio equilibrio narrativo, Antón Castro debulla un feixe de relatos máxicos, fermosos, inquietantes, precisos como reloxos e vibrantes como o arfar do mar que os ilumina diante dos nos ollos e dos nosos ouvidos asombrados. Son contos para ler e para escoitar. Literatura da boa, das mellores. Algunhas veces en primeira persona, dándolle carácter confidencial ao narrado, como sucede en “Dos tardes con Beatriz de Sousa”, e noutros contos nos que é fácil atopar persoaxes reais desenvolvendo conductas, ficcionais ou non, como Perfecto Conde, José Pousada, Manuel Rivas, Teresa Seara…, por citar só xente galega, pois as referencias a persoaxes universais son, xaora, numerosas. (Por certo, cómpre aclarar que Aurelio Aguirre morreu en San Amaro, non no Orzán).

Relatos sobre a adolescencia, o punzante desexo insatisfeito, o descobrimentro do amor, das súas delicias e dos seus tormentos. Amor, paixón erótica debecida e nunca saciada, como unha sede sempre a renovarse atopámola en “Airas Padin”, historia entre un vello namorado e unha damisela que arela outra relación e se enquista na súa teima melancólica e suicida. Humor, maxia, misterio nos demáis relatos nos que descobrimos a un premio Nobel galego, Pedro Portegaza, a rapaces que escriben cartas ao Alén, cidades mergulladas, illas de paxaros sorridentes… A Coruña e Galiza están fonda e radicalmente asentadas nestes relatos que nos mergullan nun mundo ensoñado e marabilloso, facendo voar a imaxinación e os sentimentos a lugares máis fermosos e propicios. Na mellor tradición literaria galega, irlandesa e nórdica en xeral. Sí, Antón Castro leva en Aragón moitos anos, exercendo unha vocación literaria e divulgadora máis que notable, convertido nun dos seus máis prestixiosos intelectuais. Pero nunca esquece o mar de Caión e Barrañán, nin esa rexión da alma que é Baladouro, como me foi dado comprobar aquela mañá en Zaragoza, cando ao final do corredor da súa casa escoitei os golpes do mar estourando poderosos contra os cons da Costa da Morte.

Antón Castro en Aragón Televisión

Entrevista al autor de Gopes de mar en "Buenos días, Aragón"

También aquí.