Golpes de mar en Siglo XXI
La fuerza de la vida y la atmósfera marina hilvanan los relatos de 'Golpes de mar' del periodista gallego Antón Castro |
Redacción / EP El periodista y escritor gallego Antón Castro nos acerca la atmosfera marina del norte de España con su libro de relatos "Golpes de mar" (Destino). Un libro, protagonizado por mujeres que sufren las ausencias de sus maridos, por amantes pasionales y por personajes que persiguen sus sueños en medio de la "irrupción maravillosa de lo cotidiano", explicó su autor. Castro, que tiene en su currículum una veintena de títulos de periodismo, historia y ficción, reconoce que "Golpes de mar" es un libro de personajes arrastrados por la "fuerza de la vida" y "locura de amar" y asegura que cada historia es "un homenaje al arte de escribir" porque la literatura es una "forma de respirar", agregó. Desde el marinero ciego, que inventa peripecias de ballenas y navegantes, hasta el niño que narra cómo el mar se llevó a su padre mientras recogía percebes. Todos los relatos contienen un ambiente onírico y poético para EL MAR Y LA MAGIA GALLEGA Castro, quien sueña con atrapar y conmover al lector y trasladar el mar y la magia gallega a la tierra que le ha adoptado, Aragón, explicó que "Golpes de mar" es un libro de atmósferas, en donde se percibe los oleajes y se respiran olores y cuyo hilo conductor son los golpes del mar en la orilla, que muchas veces son "dramáticos". "Intento escribir con los cinco sentidos y que el lector viva y vea lo que yo estoy contando". "Golpes de mar", que en principio se iba a titular "Mujeres y marinos" también habla de barcos fantasmas, de mujeres que se vuelven de piedra o de gallegas que destazan cetáceos. "El punto de vista de las mujeres en estos relatos es fundamental--argumentó Castro--porque siempre he admirado la capacidad que tienen ellas de entender el mundo de una manera intuitiva". Pero esta obra, que empezó a escribir antes de internarse en los laberintos del periodismo y los encargos editoriales, también habla de ladrones de caballos, de ciudades sumergidas, fareros o de niños alucinados que envían cartas al más allá. |
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